UNA VEZ EN DICIEMBRE

Luego que carabineros se fue, entré a mi casa y comencé a sentir mucha pena, pasaron por mi mente diversos momentos de mi vida, momentos muy tristes y otros felices, y lamenté que nadie de la familia de mi madre haya querido compartirlos conmigo, lamenté que nadie nunca me buscó, lamenté que no me dejarán ser parte de ellos, yo sólo era una pequeña niña. ¡¡ Porqué ahora abuelo, porqué!!, ¿porqué ahora que te estás muriendo, quieren que vaya a verte?, ni siquiera se quién eres, ¿como voy a conocerte?... pensé durante mucho rato, iré o no iré…, mi corazón decía que tenía que ir, que debía perdonarlo para que se fuera en paz, ¡¡pero porqué yo!! ¿quién soy yo para despedir a esta persona, a un ser que ni siquiera conocía?. Bueno… finalmente decidí ir…, dejé a mi hija en buenas manos, le pedí a Dios que me acompañara y me fui al hospital, más o menos como a las 18:30 horas. Durante el trayecto mi estómago estaba todo revuelto, mi mente no se donde andaba y mi corazón latía a full, pensé : ”Capaz que me encuentre con mi madre y con toda su familia y que va a pasar, de nuevo me pasé mil películas”. Cuando llegué al Hospital no había ningún familiar cerca, o si lo había quizás quienes eran o donde estaban, por lo menos cuando pasé a la sala en donde mi abuelo estaba, no era hora de visita y se encontraban sólo los enfermos. Aquella sala de Hospital era una sala compartida, había más o menos unos seis enfermos, me pregunté: ¿Cuál será mi abuelo?...le pregunté a la enfermera, sin embargo, cuando ella me indicó yo ya sabía quien era… es curioso, parece que fuera verdad ese dicho que dicen : “La Sangre Tira”, me acerqué, estaba en estado de inconciencia, comencé a hablarle despacio y suave, parecía escucharme, le dije varias cosas, le contemplé, pedí al Señor que lo liberara de sus cadenas y lo dejara ir, me despedí y me marche a casa. Cuando salí del Hospital, el cual tenía afuera como un pequeño parque, donde habían grupos de personas, corría un viento exquisito, y me detuve unos momentos a jugar con mi pelo al viento, sentí como un gran alivio y una enorme tranquilidad interior, fue como si me sacaran un gran peso de encima, todo lo contrario de como había llegado. De pronto fije la mirada hacia una familia que lloraba mucho, me entró una tremenda curiosidad por saber a que enfermo lloraban tanto, entre esas personas había una lolita como de unos 13 o 14 años, que se me acercó y me dijo: …“Hola, ¿dígame?”, y yo paralizada le dije: “¿Qué cosa?”, me dijo: “dígame para que usted me está llamando”… Nooo le dije, yo no te he llamado, ni siquiera he abierto mi boca, y me dijo:”Bueno no importa, lo que pasa es que ellas lloran porque el abuelo se está muriendo y no tiene vuelta, y están muy mal” y luego se despidió y se fue. Chita´s a mi me dio una cosa rara, un escalofríos por todo el cuerpo y no quise preguntar nada más, y partí rapidito. Luego de lo sucedido con mi abuelo y de mi determinación de ir a verlo, me quede muy tranquila, pero sabía que si el partía de este mundo, probablemente nadie me avisaría, entonces lo que hice fue llamar al Hospital para preguntar por él los días postreros. Cuando me comunicaba con el Hospital, me decían que se encontraba estable dentro de su gravedad,… pero no sé… algo me decía otra cosa…, pero bueno no hice mucho caso, como al quinto día, llamé para preguntar por su salud nuevamente, pero esta vez me contestó un funcionario que se sorprendió con la pregunta: “Buenas tardes, quisiera preguntar por la salud de……”, “ y me dijo: Y quién es usted”.., “Una nieta”…contesté …, ¡¡Pero como!!¿ Es la nieta y no le avisaron?...¿y que nieta? me dijo, porque yo conozco a toda la familia de don Humberto y a usted no la conozco…, y tuve que volver a contar toda la historia nuevamente. Este funcionario del Hospital resultó ser amigo de la familia de mi madre y luego de conversar un rato, me comunicó que mi abuelo había fallecido, la madrugada del domingo 10 de Diciembre, vale decir, un par de horas después que yo le había visitado. ¿EXTRAÑO VERDAD?..., da para meditar y pensar en “LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA”.
De todo lo que he relatado en la mejor forma que he podido, puedo destacar que algo también aprendí o entendí, y es que: “En la vida, tenemos que tratar de hacer el bien, de amar mucho, de perdonar todo lo que podamos, ayudarnos espiritualmente y ser lo mas correctos posible con los que nos rodean y con nosotros mismos, porque…., no vaya a ser cosa, que cuando tengamos que partir, queramos pedir perdón a quienes le hicimos mal, para poder descansar en paz, sea demasiado tarde y nadie acuda a nuestro llamado desesperado.